viernes, 24 de octubre de 2014

EL FUNDADOR DE LOS MORMONES: Joseph (“Joe”) Smith Jr


La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, nace un 6 de abril de 1830 cuando su fundador, Joseph (“Joe”) Smith Jr., no tiene más que 25 años. Joe, que era un chico de escasa instrucción, pregona  una doctrina influida por los metodistas, aunque no exenta de brochazos de comunismo, fetichismo,  hebraísmo, islam, maniqueísmo…
Joe afirma que a los 14 años tuvo una visión que le llevó (guiado por un ángel) a descubrir enterrado el “Libro Mormón”, que narra la historia desde 2200 años antes de Cristo, según la cual el patriarca judío Jared se estableció en los Estados Unidos. 
Ya en tiempos de Jeremías un judío de Jerusalén, Lehí, llegó a ese territorio con su familia, en una barca, fundando una gran tribu. Los dos hijos de Lehí tomaron el control cada uno de una parte de la tribu, enfrentándose durante siglos. Por malvados, los de Neftí fueron derrotados, pero como los de Laman no eran mejores, Dios les castigó convirtiéndoles en… ¡indios!
Para el 420 a. C., de todo aquel conflicto no quedaba más que un superviviente, un tal Mormón que fue quien dictó el libro de oro que Smith encontró enterrado.
Cristo visitó los EEUU después de su resurrección, antes de ascender al cielo. Allí predicó a la multitud, escogió doce apóstoles y fundó la iglesia de los Santos de los Últimos días. Como vimos, ya en 1830 la nueva religión emerge a la luz pública.
Bueno, pues con estos mimbres, y las influencia externas indicadas, Joe lanza su secta y empieza a tener seguidores. Pero su vida parece un poco alejada de lo que se supone que debe ser la de un líder religioso.
A principios de 1831 es expulsado de Kirtland (Ohío), embreado y emplumado, sufriendo la pena (y la rechifla) destinada a chorizos de poco nivel (descuideros, tahúres…). Algo después crea una Caja de Ahorros ilegal. Desde luego aquello fracasó y en 1838 la justicia quiere echarle mano. Joe escapa al estado de Missouri, pero de ahí también es expulsado por indeseable. Por entonces empieza a transmitir a sus seguidores sus “visiones” y sus profecías que, al no resultar cumplidas, producen grandes discusiones, incluso armadas, entre sus adeptos.
Pronto se reveló que el fin último de Joe era someter a los Estados Unidos a su voluntad. El propio T. B. Marsh, presidente de un consejo consultivo mormón llamado “Los 12 Apóstoles”, ratificó en marzo de 1838 que, en efecto, el plan de Smith era dominar su estado, luego todo el país y, por último, el mundo entero. Marsh también afirmó haber oído decir a Smith Jr. que “sus profecías eran superiores a cualquier ley de la tierra".
En 1839 funda la ciudad de Nauvoo, en Illinois. Parece que allí perdió la cabeza. Se autonombró teniente general, alcalde, miembro del consejo y de la corte municipal, sumo sacerdote, vidente, profeta, juez y traductor "divinamente inspirado". Joe, además, se postuló como candidato a la presidencia del país, comisionando a 2.000 agentes para su campaña.
En 1843 en Nauvoo tiene una revelación que le descubre las bondades de la poligamia que él ya practicaba, pues llegó a tener 46 mujeres (otros lo reducen a “sólo” 30), algunas solteras, otras casadas previamente e incluso una niña de 13 años.
En el periódico que edita en Nauvoo, publica artículos antiamericanos. El gobierno le avisa de que se lo va a cancelar y él lo destruye echando luego la culpa de los destrozos a sus enemigos. En su demencia declara la guerra a su propio país y el gobierno federal, claro, le encarcela, permaneciendo en prisión acusado de falsificación, desfalco, encubrimiento y fuga; le acompaña en chirona su hermano Hyrum.
Pero en Junio de 1844, doscientos indignados ciudadanos se presentan en la cárcel de Cartago (Il.) y, aunque Joe se defendió pistola en mano, ambos hermanos murieron linchados, harto el pueblo de tan indeseable personaje.

martes, 14 de octubre de 2014

NO ES ONANISMO


El término “onanismo” es sinónimo de “masturbación”. Esto no sólo es del dominio público sino que, además,  así lo recoge el Diccionario de la RAE. Además, onanisme en francés, onanism en inglés y  onanie  en alemán, también se traducen por “onanismo” y, por tanto, como “masturbación”.
Onán fue un personaje bíblico de cuya actitud sexual con su cuñada viene la palabra referida aunque, como veremos, dicha actitud poco tiene que ver con la acepción académica de que hemos hablado antes.
Judá, uno de los doce hijos de Jacob, tuvo de la cananea Sué tres hijos: Er, Onán y Sela. El primogénito, casó con Tamar, pero “fue malo a los ojos de Yavé, que le hizo morir” (Gn 38, 7), así que esta Tamar quedó viuda.
Estaba en vigor entre el Pueblo de Dios la llamada Ley del Levirato (del latín levir = cuñado) que prescribía que, en el caso de hermanos que vivían en el hogar paterno, cuando el primogénito moría sin descendencia, el superviviente mayor se obligaba a tomar como mujer a la viuda y darla hijos. Los así nacidos llevarían el patronímico del difunto.
Contaré algo más de esta ley porque es muy pintoresco. Si el hermano vivo se negaba a convivir con la viuda, ésta se quejaría ante los ancianos de la ciudad. Y si el tío persistía en su negativa, ella, al renuente, “le quitará la sandalia de su pie, le escupirá y pronunciará estas palabras: Así se hace con el hombre que no edifica la casa de su hermano. Y se le llamará en adelante en Israel casa del descalzado” (Dt 25, 9-10).
Bueno, pues Onán, acatando órdenes de su padre y cumpliendo con dolo la ley del Levirato, se acostaba con la viuda. Pero, sabiendo que la prole que generase no sería suya, practicaba el denominado coitus interruptus.  No se sabe mucho más de Onán pues a él, por malo, también le mató Yavé.
Si onanismo es lo que hacía Onán, se admitirá que la expresión adecuada sería lo que hoy se llama, utilizando un sintagma más bien poco glamouroso, “bajarse en marcha”. Nada que ver con la masturbación.
Para no dejar flecos diré que la historia de Tamar es sensacional. Se quejó ante Judá por el comportamiento del segundogénito y el patriarca le pide perdón y le ruega que se quede con ellos mientras crece su tercer hijo, Sela. Pero pasó el tiempo y Judá olvidó organizar la tercera unión de Tamar.
Entonces, para conseguir descendencia de su difunto marido dentro de la casa de Judá, Tamar se disfraza de ramera y consigue que su suegro, ignorando quién es, yazca con ella trocando así la ley del levirato por una inventada “ley de la suegrez”. De este único encuentro sexual nacieron dos hijos gemelos de los que, el que salió del claustro materno en primer lugar, Fares, forma parte de la genealogía de Jesús y es antepasado suyo.
Bueno. Tal vez la identificación entre la actitud de Onan y la masturbación venga de que la Iglesia asimiló esas dos actitudes, ya por el infructuoso desperdicio del semen, ya por la práctica del sexo sin buscar la procreación.
Por su parte, la ley del levirato se basaba en dar a la mujer no sólo el amparo suficiente en su viudedad por parte del cuñado, sino también en proporcionarle hijos que, sin duda, constituían un bien social para aquellas tribus endogámicas y con fuertes sentimientos de clan.
Todo parece indicar que Onán fue demasiado calculador. La muerte sin descendencia de su hermano mayor, Er, le confería a él, que no era más que el segundo, la primogenitura. Pero siguiendo la línea agnaticia, si Er “tuviese un hijo” después de muerto, al ser el recién nacido el primogénito del primogénito, se convertiría en el heredero de Judá, quedando relegados Onán y su prole, de nuevo, al puesto de segundones. Ello explicaría la negativa de Onán a “colaborar” en que Tamar tuviese unos hijos que, con el tiempo, serían sus rivales ante la herencia del abuelo Judá.