Ricardo
I Plantagenet “Corazón de León”, aunque nació en Oxford (1157), vivió la
mayoría de su juventud en Aquitania; territorio continental del actual estado
francés del que era titular su madre, Leonor de Aquitania.
Allí
conspiró contra su padre Enrique II, junto con el rey de Francia Felipe II
Augusto. Los confabulados se llevaban tan bien que, según cronistas coetáneos, compartían
“plato, mesa y cama”. En la película “El león en invierno” (Anthony Harvey.-
1968) se sugieren esos amoríos.
Ricardo
alcanzó el trono de Inglaterra, heredando al citado Enrique II, en 1189. Su
madre, preocupadilla al observar cómo el rey se rodeaba de los más hermosos
juglares y de los más bellos pajes, se apresuró a enjaretar una boda que le
sacase de ese mundo. Le buscó por novia a una espléndida hembra de unos 25
años, Berenguela de Navarra, hija de una de las mujeres más bellas de su
tiempo: Sancha de Castilla.
La
boda se celebró en Limassol (Chipre) el 12 de mayo 1191, pero el mes anterior
había tenido lugar un hecho inusitado: el rey, desnudo de medio cuerpo para
arriba, se presentó ante los obispos que habían de casarle confesando sus
faltas “contra natura” y solicitando el perdón de sus pecados. De este hecho,
que se produjo sin tapujos en presencia de cortesanos y nobles, hay abundante documentación
que lo atestigua.
Tres
años después de la boda, cuando Ricardo participaba en la III Cruzada, ante los
amenazadores riesgos que se cernían sobre la corona británica, decidió regresar
a su país dejando las cosas, desde luego, más que empantanadas en Palestina. Al cruzar
Europa sus enemigos alemanes le secuestraron, manteniéndole preso hasta que pagó
un suculento rescate.
Llegado
al fin a su país, sofocó los movimientos sediciosos de su hermano Juan “Sin
Tierra” y de su antiguo socio francés Felipe Augusto y, una vez estabilizado el
trono, decidió celebrar una segunda coronación. La ceremonia se produjo en la
catedral de Winchester con exclusiva asistencia masculina: las mujeres tuvieron
vetado el acceso a la misma.
En
abril de 1196 Ricardo, muy enfermo y temiendo por su vida, volvió a
arrepentirse públicamente de sus pecados rechazando explícitamente “los
acoplamientos ilícitos”. Además prometió que, si se curaba, volvería con
Berenguela que desde septiembre de 1192 vivía sola en el territorio inglés del
continente. Se curó pero, claro, sus buenos propósitos sólo duraron doce días.
Después Ricardo desapareció y rey y reina no se volvieron a ver.
Últimamente,
el cine nos revela que en esta III Cruzada las relaciones entre Saladino y
Ricardo, a pesar de su rivalidad bélica, fueron bastante más allá del respeto y
admiración que ambos se profesaban. En un DVD he visto que el amante de Ricardo
en esos episodios no fue el propio Saladino, sino su hermano, que era quien
llevaba las negociaciones de paz. Todo puede ser, pero no sé en qué fuente han
bebido los guionistas.
Para
presentar todos los datos diré que algunos historiadores suponen que Berenguela
murió virgen, mientras que otros creen en la existencia de un bastardo de
Ricardo, de madre desconocida, llamado Felipe de Cognac.
Una
cosa más aunque no tiene mucho que ver. Ricardo batió el record de absentismo
laboral de un rey de Inglaterra: sólo estuvo en su país 6 meses en un reinado
de 10 años (un 5% del tiempo). Eso sí: nada comparable con Berenguela, que
presenta una marca imbatible entre las reinas: la navarra estuvo en las Islas
Británicas exactamente 0 horas, 0 minutos y 0 segundos.