domingo, 31 de marzo de 2013

LA ADICCION AL TRABAJO DE LOPE DE VEGA

LOPE DE VEGA Y EL TRABAJO

Se calcula que D. Félix Lope de Vega y Carpio (1562-1635), llamado “el Fénix de los Ingenios”, considerado el más prolífico literato de la Historia, escribió en su vida alrededor de 1.900 obras dramáticas, 9 epopeyas, 7 novelas (4 de ellas cortas), 3 poemas didácticos y unos 3.000 sonetos.
La cantidad es apabullante, pues no en vano se trata del record, pero la realidad es que trabajando 8 horas diarias y “librando” las fiestas de guardar, que por entonces se libraba, trabajó 150.000 horas. ¿Seguro?
Pero, claro: no todos los días se podía escribir, por ejemplo durante los viajes; ni todos los días podía dedicar 8 horas a la literatura, por ejemplo cuando trabajaba en otras cosas para los demás. Así que echemos una ojeada a las cosas que hizo en su vida este buen señor, además de escribir:
Dedicó 6 años al estudio. Se enroló en dos aventuras navales (la de las Azores y la de la Invencible). Se escapó de la casa familiar en una ocasión. Se le contabilizan más de veinticinco viajes por toda la Península. Estuvo preso en una ocasión y luego desterrado de la Corte durante 8 años. Trabajó como secretario de 6 nobles diferentes. Alrededor de su sacerdocio, desempeñó otros seis empleos relacionadas con la Iglesia y, en fin, sus biógrafos mencionan hasta 6 momentos de su vida en que padeció enfermedades graves.
Bueno, se dirá alguien; si se tiene la suficiente paz y tranquilidad en casa, el tiempo de trabajo se aprovecha mucho. De acuerdo, lo que pasa es que Lope estuvo casado dos veces y se le cuentan, al menos, otras 6 amantes fijas y coincidentes en el tiempo con sus dos mujeres o con su ministerio sacerdotal,  mientras que de hijos (en el matrimonio o naturales), le salen unos diez, casi todos muertos durante la vida del poeta. Y digo “unos” porque no creo que haya contable capaz de desentrañar la maraña.
El 24 de agosto de 1635 madruga y luego se encierra en su estudio. Por la tarde asiste a una conferencia sobre medicina y tiene un desmayo. El 25, después de visitarle un médico, se cepilla el tío un soneto y un poema, “Al siglo de oro”, de 246 versos. El 26 dicta testamento y recibe la extremaunción. El 27 muere.
Lope, de quien se dice que escribió 1.800.000 versos, acabó su primera obra dramática cuando no tenía más que 12 años, lo que quiere decir que escribió durante 60 años. Si la antevíspera de su muerte fue capaz de escribir 260 versos, quiere decir que, a ese ritmo diario, alcanzar el millón ochocientos mil le costaría  6.923 días. Como ya digo que escribió durante 60 años, le hubiese bastado escribir un día sí y dos no.
Desde luego, no hay nada como trabajar un poquito (por lo que cuentan).

sábado, 30 de marzo de 2013

USURA


La usura es el préstamo de dinero cobrando por ello unos intereses mayores de los considerados legal o moralmente lícitos.
La palabra usura está relacionada con el verbo usar. Exactamente de la misma forma que apertura está relacionada con el verbo abrir, cabalgadura con cabalgar y empuñadura con empuñar, pues el diccionario de la R.A.E., sobre la entrada “–ura”, nos dice entre otras cosas que este sufijo forma sustantivos derivados de verbos. ¿Del verbo usar?: usura.
Cuando en la Edad Media alguien solicitaba un crédito en monedas de oro, al recibirlo, comprobaba que generalmente las monedas tenían menos peso del noble metal que el que anunciaba su valor facial. El pobre prestatario interrogaba al prestamista sobre tal circunstancia y el prestamista, que solía ser un judío, respondía que las monedas se habían ido desgastando por el uso (por la usura), mostrando cómo, efectivamente, las piezas no eran perfectamente redondas sino que parecían desgastadas, como limadas, en la parte exterior del círculo. Claro, el uso las había desgastado (el uso y, desde luego, la lima del judío que, obrando así con todas las monedas que prestaba, obtenía de forma tan artera un pingüe sobreinterés).
Para evitar estas prácticas abusivas (el que va a solicitar un préstamo suele ir ahogado) a partir del siglo XVI el tálero alemán lleva ya el canto labrado; con el tiempo los cantos estriados o tallados, conteniendo figuras o textos, se imponen en todas las monedas. Aunque hoy día ya no sirven más que para embellecimiento e identificación de las monedas, no hay que olvidar que  en su origen suponían un testigo del control del “uso” que sufrían.
Como curiosidad diré que las monedas de 10 centavos de dólar americano, los populares dimes, llevan 118 estrías en su canto, mientras que los quarters, de 25 centavos, llevan  119 estrías.
Todas las religiones dictan normas contra la usura, sobre todo la cristiana, pero, sorprendentemente, no iba a ser menos la hebraica. ¿Cómo se explica, pues, que los judíos tengan fama de usureros?
La Biblia, que es bastante diáfana y severa en su doctrina contra la usura, cuenta que Moisés le dice al pueblo judío trasladándole las instrucciones recibidas por Yavé en el Sinaí: “Si le prestas dinero a un miembro de mi pueblo, al pobre que vive a tu lado, no te comportarás con él como usurero, no le exigirás interés” (Ex 22,25). Así que el asunto está meridianamente claro: el judío sabe que no puede prestar a los pobres sean judíos o no (a los unos porque lo tiene prohibido y a los otros porque son pobres), aunque sí a los ricos, sean judíos o no (porque la ley habla sólo de los pobres).
Shylock, el judío protagonista del “El mercader de Venecia”, de Shakespeare, abunda en este cínico planteamiento.

lunes, 25 de marzo de 2013

LA PLÚMBEA CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO

La caída del Imperio Romano de occidente en 476, ha dado lugar a abundantísima literatura. El episodio es decisivo en la Historia (no olvidemos que es el hito que marca el paso de la Edad Antigua a la Media) y por eso ha producido tal cantidad de estudios e interpretaciones.
Las causas de esa “caída”, en una taxonomía un tanto grosera, se pueden clasificar en 5 grupos:
1.- Desmoralización de la población: desinterés por la res pública.
2.- Razones sociales: crecimiento de un cristianismo transnacional; revueltas sociales (la bagaudia); primeros balbuceos del feudalismo.
3.- Razones económicas: escasez de oro; cambio climático; crisis del modelo de producción a base de esclavos.
4.- Razones sanitarias: hambrunas, plagas y…
5.- ¡Y el plomo!
Sesudos sabios (miembros de conspicuas instituciones académicas), creen firmemente que el saturnismo, que es la intoxicación por plomo, a través sobre todo del vino, volvió majareta a la clase dirigente romana. Uno de esos investigadores, de nacionalidad canadiense, publicó esta información en el New England Journal of Medicine (Marzo 1983).

En Roma, las fórmulas para elaborar vino aconsejaban utilizar marmitas de plomo y, para su mejor conservación, hervirlo en peroles de ese metal.  Textualmente se puede leer: "el vino debe hervirse a fuego lento en recipientes de plomo ya que en vasijas de cobre toma mal sabor”.

La aristocracia ingería gran cantidad de plomo diariamente; tal vez hasta  250 mg/día. Por su parte, las clases bajas y los esclavos sólo se atizaban de 30 a 15 mg/día. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera 40 mg/día el límite para no llegar a la intoxicación.
Pero aún hay más. Otros tan sesudos historiadores científicos como los anteriores, mantienen que el hecho de que los romanos de las ciudades tuviesen con frecuencia en sus casas y en el servicio de cloacas municipal (como se puede ver en Pompeya) cañerías de plomo, hizo que se fueran envenenando poco a poco, no solamente por el consumo de agua contaminada por ese plomo sino también por la permanente emanación saturnina.
Paralelamente, claro, los romanos se fueron volviendo medio gilipuertas también poco a poco. Así se hunde cualquier imperio.

sábado, 23 de marzo de 2013

PASIÓN VIVIENTE

Fray Juan de San Gregorio, que fue un fraile jerónimo que trabajó en la construcción del Monasterio de El Escorial entre los años 1562 y 1590 con el cargo, más o menos, de contador, escribió unas memorias muy aburridas. De entre ellas he espigado esta anécdota que el fraile narra sin venir demasiado a cuento, pero que a mí me parece bastante divertida.
Es el caso que en la villa abulense de Madrigal de las Altas Torres (debía ser en 1579), se decidió hacer el auto de una pasión viviente para Semana Santa. Pero resultó que el mejor actor del pueblo, a quien correspondía impepinablemente el papel de Cristo, era un deudor condenado que, para no caer en manos de la justicia, se había refugiado “en sagrado”.
En aquella época, los delincuentes que se acogían al asilo de una iglesia no podían ser detenidos mientras se mantuviesen dentro de ella. Como no es fácil definir lo que es el ámbito de la iglesia, los templos cercaban con cadenas el terreno que gozaba de ese privilegio, de manera que cuando vemos iglesias así ceñidas debemos entender  que la parte interior de los límites que marcaban las cadenas (el dextro) se consideraba ya “sagrado” y, por tanto, territorio exento de la jurisdicción laica.
El escenario para la representación debía instalarse fuera de la iglesia para que lo viese todo el pueblo, pero claro, si el “actor-deudor-mesías” salía, la justicia le echaría mano. Para obviar esa dificultad al cura se le ocurrió hacer el escenario en los jardines de la parroquia que estaban en el interior de las cadenas, pero como no había espacio suficiente para el desarrollo de la acción, el tablado quedó en su mitad interior en “sagrado” y en su mitad exterior en terreno franco y sin trabas para la ley civil. El Cristo debería hacer su papel pero cuidándose de no salir a la parte externa del escenario, pues los guindillas podrían detenerle allí.
Se enteró de todo esto el alguacil y acordó con alguno de los artistas que, en cierto momento, pegase un empellón al Cristo de forma que cayese del tablado hacia fuera del dextro. ¿Qué actor se avino a realizar tal bellaquería?: no podía ser otro que el que interpretaba a Judas.
Así que durante la función, el Judas cumple eficazmente lo pactado y el alguacil, en cuanto ve al Cristo caído en su jurisdicción, le trinca.
Pero viendo San Pedro (tampoco podía ser otro) que se llevaban preso al Señor, con un gran cuchillo que traía cerró contra el aguacil al que de un golpe corta la nariz (hubiese sido más bonito que le hubiese cortado la oreja, pero bueno) y de otro le parte la mandíbula. Luego, volviéndose contra Judas, de otro tajo le abrió media cabeza.
Cuando se vio el juicio por todo lo ocurrido, su señoría condenó al Judas “por la bellaquería que había hecho”, a 200 latigazos y a galeras (no dice cuanto tiempo); el Cristo podía volver a la Iglesia a continuar su refugio y el San Pedro “porque defendió bien al Cristo”, quedó en libertad. Y aunque Judas, una vez curado de la sajadura, apeló la sentencia, la Real Chancillería de Valladolid la ratificó en todos sus extremos.
Emocionante y divertido.

jueves, 21 de marzo de 2013

EL PRIMER POGROMO ESPAÑOL


La palabra pogromo, españolización de la internacional pogrom que viene, en concreto, de la rusa pogrom, quiere decir “devastación” en este último idioma. La cultura occidental ha adoptado esta palabra como sinónimo de devastación pero aplicado a los judíos, a sus derechos o a su patrimonio.
No se sabe muy bien en qué momento llegaron los judíos a España. Nuestro país es identificado por los exégetas bíblicos como Tarsis. Si tal teoría es cierta, España es citada en el Antiguo Testamento en 7 u 8 ocasiones, según la versión de la Biblia que se consulte.
En el Nuevo Testamento, San Pablo anuncia su intención de visitar España en dos ocasiones en el capítulo 15 de su epístola a los Romanos. Parece que nunca sabremos si en verdad la llevó a cabo, pero lo que nos indica esta referencia  es que a principios del 58 d. C. (fecha de esta epístola), ya había una colonia judía en España pues, como es sabido, la evangelización, al principio, se predicaba siempre sobre quienes practicaban el judaísmo.
 Además podemos conjeturar que el número de judíos en España era relativamente importante; sólo así se justificaría el que San Pablo pensase en cruzar el Mediterráneo, pues esta epístola fue escrita en Corinto, en el Peloponeso, en el lado opuesto del Mare Nostrum.
  La expulsión de los judíos de Sevilla, de Joaquín Turina y Areal


Probablemente la península Ibérica no escapó, como el resto de occidente, a recibir elementos judíos ni de la diáspora tras la destrucción del templo del 70 d. C. por Tito (en tiempos Vespasiano), ni de la diáspora tras el aplastamiento de la sublevación del patriota Bar Kojba en 135 (siendo emperador Adriano).
En el año 418, el obispo de Mahón, Severo, suscitó una serie de acciones contra los judíos, cuyo resultado fue, para empezar, violentos choques entre hebreos y cristianos que culminaron con el incendio de la sinagoga. Los judíos, especialmente las mujeres, se animaban entre ellos a luchar por su fe como unos nuevos Macabeos. Algunos miembros de la comunidad escaparon al campo pero todo fue inútil; con el tiempo fueron apresados por los cristianos.
El saldo de este primer pogrom conocido en España fue de 540 judíos que se pasaron, no sé yo si muy convencidos, al bando de Cristo. ¿Cuántas vidas humanas costó esta conversión colectiva? No se sabe.
Lo curioso es que las noticias de este “éxito” cristiano nos llegan del propio obispo Severo, que las narra muy orgulloso de sí mismo. Eran otros tiempos, claro.

domingo, 10 de marzo de 2013

PIRÁMIDE Y MASTABA



Hay muchas teorías sobre la etimología de la palabra “pirámide”. Parece haber coincidencia generalizada entre los estudiosos en que no existe una palabra egipcia para definir esta figura geométrica, aunque hay quien dice que, en egipcio, la palabra es mr.
Muchos creen que “pirámide” tiene algo que ver con el prefijo griego pyr- que, como es sabido, quiere decir “fuego”, alegando que las pirámides terminan en punta como les ocurre a las llamas. No parece una teoría demasiado sólida, pero menos aún lo parece la de algunos otros que creen, aún en el ámbito de lo ígneo, que se  refiere a una especie de fuego interior, de carácter moral o intelectual, que contendría en sí esta figura.
Pero la idea más extendida y la que parece más consistente, es la de que proviene del griego pyramis, que quiere decir “altura”. 
 Bueno, esto es más creíble, pero lo curioso es que esta palabra griega procede del copto que, casualmente, es un idioma egipcio que desapareció (excepto para los ritos religiosos) hacia el siglo XVIII. Así que, sorprendentemente, la palabra fue “inventada” en Egipto por copto-parlantes, viajó a Grecia transformándose en pyramis y, desde allí, volvió a Egipto ya fijada como “pirámide”
Con respecto a “mastaba”, que son las construcciones que tienen la figura de una pirámide truncada, tampoco hay una palabra vernácula que identifique a estas construcciones. Las empezaron a llamar mastabas (ya en el s. XIX) los obreros egipcios que colaboraban con los arqueólogos,  porque tenían la misma forma que los escabeles en que se solían sentar ellos para descansar y que se llamaban precisamente así: mastabas.

viernes, 8 de marzo de 2013

LA FALAZ GESTACIÓN DE EN JAUME I EL CONQUERIDOR.

Jaime I el Conquistador fue hijo de Pedro II “el Católico”, que reinó en Aragón entre 1196 y 1213, y de María de Montpelier (1180-1213).
María, a quien su padre, Guillermo, y la segunda mujer de su padre, Inés, habían casi desterrado obligándola a casarse a la poco oportuna edad para estas cosas de 12 años, y vuelto a obligar a casar, ya con 17, era, además de viuda y repudiada respectivamente de cada uno de sus maridos, horrorosa.
Con 24 años se une en terceras con Pedro II de Aragón. María aporta al nuevo matrimonio, además de dos hijas de su segundo enlace, el señorío de Montpellier que llevaba anejo el vasallaje de los señoríos de Béziers y Carcassonne. Era, con toda evidencia, una casorio de conveniencia.
Pedro II, a quien faltó tiempo para intitularse Señor de Montpellier, ni amaba al adefesio de su mujer ni se relacionaba con ella. La reina pasaba la mayoría del tiempo en sus posesiones y él por allí ni se arrimaba.
A quien sí se arrimaba era, el muy sinvergüenza, a todas las cortesanas y golfas que suelen acompañar a los poderosos y, habitualmente, más aún cuando están en campaña militar. Pero de entre ellas, el rey andaba enamoriscado de una que, por una vez, se mostraba esquiva a las salaces asechanzas reales.
imagen creado y propiedad de  Juan Ruiz (Juan Samu Horec)blog del ilustrador
Terrassa, Barcelona
Dibujante Ilustrador autoeditor fanzinero
Estando Pedro en Lattes y María en el castillo de Miraval (hoy propiedad de Brad Pitt y Angelina Jolie), un caballero indicó al rey que la dama esa de la que andaba prendado había cedido a sus deseos y que aceptaba yacer con él en torpe contubernio. Ponía la dama solamente una condición: que todo se hiciese a oscuras, pues el pudor la embargaba.
Aceptó el rey y, sin luz, todo se cumplió aquella noche como estaba previsto. Pero cuando parecía, por la frecuencia de los jadeos y ohdiosmíos que se oían desde el exterior, que todo estaba terminando, se abrió la puerta y, en tromba, entró en la estancia una patulea de prelados de la Iglesia, escribanos, caballeros, damas, pajes y, seguramente, algunos curiosos quienes, a la luz de los hachones, pudieron dar fe de que, como en un mal vodevil, la que estaba en la cama con el rey era… la poco agraciada reina.
Quedó el monarca todo cortado y enrabietado, pero los allí presentes alegaron que no habían tenido más remedio que usar de aquel ardid pues se temían que la corona iba a quedar sin heredero. El rey salió indignado de la habitación y exclamó: “Pues que el cielo quiera satisfacer vuestros deseos”  y desde entonces se apartó de María y no volvió a verla nunca más.
Enterado el pueblo del episodio, inició rogativas, novenas, quinarios, triduos y misas por la fecundidad de María. Parece que el respetable fue escuchado en el Cielo, pues el 2 de febrero de 1208, también en presencia de un puñado de cortesanos, la reina parió felizmente a En Jaume, fruto, como se ha contado, de un único encuentro sexual.
Una anécdota: para elegir el nombre del principito, María encendió 12 velas cada una con el nombre de uno de los apóstoles; la que durase más tiempo sin consumirse sería la que daría nombre al rorro. No hará falta que diga que ganó Santiago (también es verdad que santiagos había dos).

miércoles, 6 de marzo de 2013

LA HERENCIA DE “LAGARTIJO”



Rafael Molina Sánchez, (1841-1900) conocido en la galaxia taurina como “Lagartijo”, fue un diestro cordobés, el primero de los llamados “Califas del toreo”, que  personificó la elegancia en la torería. De tal manera fue así que con él, los cronistas de la época, en inusual acuerdo, empiezan a hablar ya de “arte” cuando se refieren a la actividad taurómaca.

Además de un periodo de 14 años en el que aprendió a torear y en el que se le pudo ver sucesivamente como becerrista y subalterno, actuó durante 28 temporadas como matador profesional, estoqueando durante ese tiempo 4.687 toros en las 1.632 corridas en las que hizo el paseíllo. Aunque buena parte de esos festejos tuvo lugar en Madrid (primero en la plaza de la Puerta de Alcalá y a partir de 1875 en el solar de lo que hoy es el Palacio de los Deportes), hay que entender que unas 60 corridas al año durante tanto tiempo es una cifra excepcional, sobre todo en una época en la que el medio de transporte más frecuente seguía siendo la diligencia.

“Lagartijo” era un hombre sencillo y sin grandes complicaciones. Su monumento funerario, que está en el cementerio de Córdoba y que indica sólo “Propiedad de Rafael Molina Sánchez”, fue obra de su paisano el escultor Mateo Inurria que, además, tuvo el acierto de sacar una mascarilla del rostro y de las manos del torero ya muerto que se conservan en el Museo Taurino de Córdoba.

Mateo Inurria fue también el autor de la estatua ecuestre del Gran Capitán que preside la plaza de las Tendillas, auténtico centro de gravedad de esa ciudad andaluza. Parece ser que el escultor, para modelar el rostro de Gonzalo Fernández de Córdoba, utilizó la mascarilla facial del torero. Sin embargo hay quien dice que eso no es cierto, porque en el Museo de Bellas Artes cordobés hay un busto de “Lagartijo”, obra del propio Inurria, y las facciones parece que no coinciden. Bueno; acaso no es igual el rostro de un hombre en plenitud vital que el de ese mismo hombre yerto y exangüe.

El diestro contrajo nupcias con Rafaela Romero Renedo, con quien no tuvo hijos y de la que enviudó relativamente joven aunque ya retirado.

Tras tan luctuoso hecho, el padre de la difunta reclamó la parte legítima de la herencia, que le correspondía por haberse constituido el matrimonio en régimen de gananciales y haber muerto ella, como se ha dicho, sin descendientes.

“Lagartijo” se fue a Madrid a hablar con su asesor jurídico, que era el afamado jurisconsulto (y amigo suyo) Alonso Martínez, que se vio obligado a decirle que, en efecto, su suegro tenía legalmente razón.

“Entonces, Don Manuel, –respondió el torero- lo que me está diciendo es que mientras yo estaba jugándome la vida en el ruedo y mi suegro estaba en la barrera fumándose un puro ¿Estábamos toreando al alimón?”

Para los no muy versados en las suertes taurinas añadiré que torear “al alimón” es hacerlo entre dos personas, tomando cada una de ellas un extremo del capote  de brega y haciendo pasar a la res entre ambos toreros y por debajo del mismo.


lunes, 4 de marzo de 2013

VERDI, VERDE, CAFÉ




La ópera “Nabucco”, que narra la deportación de los judíos a Babilonia, se constituye en un símbolo del sufrimiento de Italia dominada en gran parte por los austriacos. En esa obra, el Va pensiero, el canto de los esclavos oprimidos, con aquel desgarrador ¡O patria mia, si bella e perduta!, se convirtió en un segundo (o primer) himno italiano  del siglo XIX.
En Verdi, autor de la ópera, se daba además la circunstancia  especial de que su nombre era el acrónimo de (V)ittorio (E)manuele (R)e (d)’(I)talia,  de manera que el inocente y melómano grito de ¡Viva Verdi! contenía un críptico saludo al anhelado monarca italiano de la unificación.
En España, durante la II República, el color verde simbolizaba la postura monárquica, pues VERDE es el acrónimo de (V)iva (E)l (R)ey (d)e (E)spaña Las juventudes de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), coalición de partidos monárquicos, llevaban camisa verde en su uniforme, mientras que las milicias de Renovación Española, el partido de Calvo Sotelo, se cubrían con boinas del mismo color. En la posguerra, aunque creo que esto ha ocurrido hasta fechas mucho más recientes, no era inusual que los monárquicos escribiesen con tinta verde.
En el Valle de Ketama, en el Rif, se celebraron unas importantes maniobras militares en un paraje llamado Llano Amarillo. Las operaciones, en las que participaron cerca de 20.000 hombres, terminaron el 13 de julio de 1936, sólo cuatro días antes del levantamiento de Mola y Franco.
Durante la comida al aire libre que organizara el Alto Comisario para la oficialidad como despedida de las maniobras, algunos comensales pidieron café a grandes gritos a los camareros en momentos inapropiados de la comida y, curiosamente, cada vez eran más quienes solicitaban café. A los postres, la mayor parte de los oficiales coreaban al unísono ¡CAFÉ! ¡CAFÉ!, con gran sorpresa de quienes no estaban en el ajo.
CAFÉ era el acrónimo de ¡Camarada, afíliate Falange Española!
Por cierto, aquella noche asesinaron en Madrid a Calvo Sotelo.

MUERTE INÚTIL EN EL "CASTILLO DE OLITE"


El “Postishev” era un buque mercante construido en 1921, propiedad de la Unión Soviética desde 1936.
En mayo de 1938, durante la Guerra Civil española, fue interceptado en el estrecho de Gibraltar por un buque auxiliar franquista, el “Vicente Puchol”, que era un crucero reutilizado como minador, mínimamente artillado. El buque capturado, rebautizado como “Castillo de Olite”, quedó adscrito a la Marina de Guerra nacional en noviembre de ese año.
En Cartagena, a puntito de acabar la guerra, se produjo una revuelta contra la República y a favor de Franco. Los rebeldes tomaron la ciudad y hubo incluso momentos en que conquistaron las baterías de costa que defendían el puerto. Inmediatamente pidieron por radio ayuda a los franquistas.
En los tres días siguientes la sublevación fue dominada por unidades comunistas favorables al presidente Negrín, aunque este, precisamente durante esas fechas, se había dado el piro en dirección a Francia. Los nuevos dueños de la ciudad no habían conseguido evitar la huida de la flota republicana en dirección a Argelia, pero al menos habían reconquistado las baterías de costa y los cuarteles ocupados por los profranquistas.
Creyendo el mando nacional que la situación en Cartagena estaba dominada por los suyos, planeó un desembarco en la “ciudad departamental” para lo que envió 20.000 hombres a bordo de 30 buques de transportes de tropas. Entre ellos estaba el “Castillo de Olite” que zarpaba de Castellón con 2.112 hombres y… la radio rota.
Enterados todos los buques del fracaso de la revuelta cartagenera, fueron regresando a sus bases. Todos menos el “Castillo de Olite” que, incomunicado, siguió hacia Cartagena casi creyendo ir a zona amiga.
Un solo pepinazo, dirigido por un artillero profesional desde una de las baterías de costa, la llamada “La Pajarola”,  hizo blanco y hundió el barco.
Murieron de forma totalmente absurda e inútil 1.476 hombres, quedaron heridos 342 y fueron hechos prisioneros otros 294 que se salvaron llegando a tierra a nado.
Sólo veintisiete días después acababa la Guerra Civil.
¡Qué lástima de vidas perdidas por simple ineptitud!

viernes, 1 de marzo de 2013

POLIFEMO Y TARTALO


Polifemo es un personaje de la Odisea que pertenece a la mitología griega. Tartalo pertenece a la mitología vasca. Veamos sus similitudes:
Ulises con algunos de sus hombres entró en la cueva del cíclope Polifemo. Era Polifemo un gigante antropófago, crudelísimo y  de un solo ojo en mitad de su frente.
Dos hermanos entran en la cueva de Tartalo. Era Tartalo un gigante antropófago, crudelísimo y  de un solo ojo en mitad de su frente.

Al verle llegar, Ulises y sus compañeros se escondieron entre las ovejas que allí había, pero de poco les sirvió porque al poco tiempo Polifemo les descubrió, cerró la puerta y allí les encerró.
Al verle llegar, los dos hermanos se escondieron entre las pieles de oveja que allí había, pero de poco les sirvió porque al poco tiempo Tartalo les descubrió, cerró la puerta y allí les encerró.
Entonces Polifemo se comió a unos cuantos compañeros de Ulises, pero el navegante griego urdió un plan para escapar.
Entonces Tartalo se comió al mayor de los dos hermanos.
Ulises le dijo a Polifemo que su nombre era “Nadie”
Tartalo le puso al hermano superviviente un anillo que, cuando estaba lejos del gigante, gritaba “¡Aquí estoy”!
A Polifemo, después de comer le entró sueño y se durmió. Ulises y sus hombres aprovecharon para clavarle un hierro al rojo en su único ojo.
A Tartalo, después de comer le entró sueño y se durmió. El hermano vivo  aprovechó para clavarle un hierro al rojo en su único ojo.
Polifemo hizo salir a todas sus ovejas, pasándolas la mano por el lomo para ver si eran ovejas de verdad u hombres. Pero Ulises y cada uno de los suyos se habían atado bajo una oveja, de forma que al pasar el gigante la mano no notaba más que lana.
Tartalo hizo salir a todas sus ovejas, pasándolas la mano por el lomo para ver si eran ovejas de verdad o el hombre que buscaba. Pero éste se había cubierto con pieles de oveja, de forma que al pasar el gigante la mano no notó más que lana.
Ulises se salvó porque, cuando Polifemo se sintió herido, clamaba a gritos su dolor, así que sus colegas cíclopes, al preguntarle que qué le había ocurrido, contestaba con grandes quejidos: “Nadie me ha herido”, con lo que los otros gigantes no le hicieron caso pensando que estaba borracho.
El hermano vivo se salvó porque, una vez huido, el anillo gritaba: “¡Aquí estoy!, ¡Aquí estoy!, delatando permanentemente su posición. Así que pasando junto a un pozo, el fugado tiró allí el anillo con lo que Tartalo, que se guiaba únicamente por el oído, siguiéndole se arrojó al pozo.
Cuesta creerlo, pero hay vascongados que creen que Homero bebió en fuentes eusquéricas. 
No; si todavía la Odisea va a ser vasca.