lunes, 22 de febrero de 2016

RICARDO I ¿FUE GAY?

Para empezar diré que no se sabe. Pero añadiré que todo apunta a que sí y que, por si a alguien le interesa, para mí que era de todo un poco.
Ricardo I Plantagenet “Corazón de León”, aunque nació en Oxford (1157), vivió la mayoría de su juventud en Aquitania; territorio continental del actual estado francés del que era titular su madre, Leonor de Aquitania.
Allí conspiró contra su padre Enrique II, junto con el rey de Francia Felipe II Augusto. Los confabulados se llevaban tan bien que, según cronistas coetáneos, compartían “plato, mesa y cama”. En la película “El león en invierno” (Anthony Harvey.- 1968) se sugieren esos amoríos.
Ricardo alcanzó el trono de Inglaterra, heredando al citado Enrique II, en 1189. Su madre, preocupadilla al observar cómo el rey se rodeaba de los más hermosos juglares y de los más bellos pajes, se apresuró a enjaretar una boda que le sacase de ese mundo. Le buscó por novia a una espléndida hembra de unos 25 años, Berenguela de Navarra, hija de una de las mujeres más bellas de su tiempo: Sancha de Castilla.
La boda se celebró en Limassol (Chipre) el 12 de mayo 1191, pero el mes anterior había tenido lugar un hecho inusitado: el rey, desnudo de medio cuerpo para arriba, se presentó ante los obispos que habían de casarle confesando sus faltas “contra natura” y solicitando el perdón de sus pecados. De este hecho, que se produjo sin tapujos en presencia de cortesanos y nobles, hay abundante documentación que lo atestigua.
Tres años después de la boda, cuando Ricardo participaba en la III Cruzada, ante los amenazadores riesgos que se cernían sobre la corona británica, decidió regresar a su país dejando las cosas, desde luego, más  que empantanadas en Palestina. Al cruzar Europa sus enemigos alemanes le secuestraron, manteniéndole preso hasta que pagó un suculento rescate.
Llegado al fin a su país, sofocó los movimientos sediciosos de su hermano Juan “Sin Tierra” y de su antiguo socio francés Felipe Augusto y, una vez estabilizado el trono, decidió celebrar una segunda coronación. La ceremonia se produjo en la catedral de Winchester con exclusiva asistencia masculina: las mujeres tuvieron vetado el acceso a la misma.
En abril de 1196 Ricardo, muy enfermo y temiendo por su vida, volvió a arrepentirse públicamente de sus pecados rechazando explícitamente “los acoplamientos ilícitos”. Además prometió que, si se curaba, volvería con Berenguela que desde septiembre de 1192 vivía sola en el territorio inglés del continente. Se curó pero, claro, sus buenos propósitos sólo duraron doce días. Después Ricardo desapareció y rey y reina no se volvieron a ver.
Últimamente, el cine nos revela que en esta III Cruzada las relaciones entre Saladino y Ricardo, a pesar de su rivalidad bélica, fueron bastante más allá del respeto y admiración que ambos se profesaban. En un DVD he visto que el amante de Ricardo en esos episodios no fue el propio Saladino, sino su hermano, que era quien llevaba las negociaciones de paz. Todo puede ser, pero no sé en qué fuente han bebido los guionistas.
Para presentar todos los datos diré que algunos historiadores suponen que Berenguela murió virgen, mientras que otros creen en la existencia de un bastardo de Ricardo, de madre desconocida, llamado Felipe de Cognac.
Una cosa más aunque no tiene mucho que ver. Ricardo batió el record de absentismo laboral de un rey de Inglaterra: sólo estuvo en su país 6 meses en un reinado de 10 años (un 5% del tiempo). Eso sí: nada comparable con Berenguela, que presenta una marca imbatible entre las reinas: la navarra estuvo en las Islas Británicas exactamente 0 horas, 0 minutos y 0 segundos.

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