sábado, 25 de febrero de 2017

EL IMPEACHMENT DE ALCALÁ ZAMORA


Tras la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931, se eligió un Parlamento para redactar una constitución. Quedó el texto terminado en diciembre de ese año y para el día 10 de mes, D. Niceto Alcalá Zamora, habiendo sido elegido por la Cámara, jura su cargo como Presidente de la República.
Como el mandato presidencial duraba 6 años (no renovables hasta pasados otros 6 sin ocupar el puesto), D. Niceto debería haberse mantenido en el cargo hasta diciembre de 1937. Entonces ¿Qué pasó para que desde el principio de la Guerra Civil (julio de 1936) el Presidente de la República fuese D. Manuel Azaña?
Pues simplemente que a “el Botas”, que era el apodo por el que se le conocía popularmente, le quitaron, políticamente, de en medio.
La elección de Don Niceto como presidente suponía que la redacción de la Constitución estaba terminada y que, por tanto, los diputados que la habían confeccionado debían irse en buena hora a sus casas dejando los escaños que hasta entonces habían ocupado. Habían sido elegidos para elaborar una Constitución y eso ya se había hecho; ahora debían obligatoriamente convocar nuevas elecciones de donde saliesen los diputados que habrían de dedicarse a realizar la función legislativa cotidiana.
Pero por diversas razones, mientras se aprobaban leyes complementarias a la Constitución, esas Cortes Constituyentes no se disolvieron, con gran indignación de algunos partidos que, por esa razón, las calificaban de fascistas. De todas formas, en noviembre de 1933, el jefe del Gobierno presenta al fin a Don Niceto el decreto de disolución de las Cortes y él lo firma.
Un par de años después, el 14 de diciembre de 1935, se forma un gobierno bastante débil presidido por Portela Valladares que, nada más jurar el cargo, suspende las sesiones de las Cortes por 15 días; lo que era legal. Pero un ejecutivo así no podía aguantar mucho tiempo en pie y el 30 de diciembre tiene que dimitir dando paso a otro gabinete.
El nuevo gobierno, que jura ese mismo día 30 (también lo presidía Portela Valladares), toma igual decisión que el anterior prorrogando la suspensión de sesiones parlamentarias otros 10 días más. Ahora ya es dudoso que la medida sea legal, así que ante las presiones de la oposición y vista la ingobernabilidad de la nación en aquellas circunstancias, D. Niceto Alcalá Zamora firma el 7 de enero el decreto de disolución de las Cortes que le presenta Portela.
Pero resulta que la Constitución preveía que, caso de que el Presidente de la Republica disolviese la Cámara más de una vez durante los 6 años de legislatura, a partir de la segunda disolución, las Cortes que saliesen de los subsiguientes comicios quedaban facultadas para juzgar la oportunidad y pertinencia de la medida firmada por el Jefe del Estado..
Don Niceto Alcalá-Zamora y Torres. Apodado “el Botas”

La pregunta clave era: ¿Cuántas veces disolvió el Congreso de los Diputados D. Niceto?  Ésta última era una primera o una segunda disolución.
No es fácil saberlo. Es evidente que si cuando se aprobó la Constitución el día 2 de diciembre de 1931, los diputados constituyentes hubiesen tomado sus gabanes y se hubiesen ido a sus respectivos hogares (que era lo suyo), no hubiese hecho falta disolver el Parlamento. Desde luego Alcalá Zamora no hubiera podido hacerlo, porque hemos visto que hasta el día 10 no juró su cargo. Por lo tanto, considerar la primera disolución de las Cortes como un acto político en que intervino voluntariamente el Presidente de la República, era discutible.
Bueno, tan discutible como que sus enemigos (que eran muchos) opinaban que Alcalá Zamora ya había disuelto las Cortes dos veces, mientras que sus amigos (que eran pocos) estimaban que la primera vez no se debía contabilizar por ser “lo suyo”.
Ganaron, claro, sus enemigos y, tras las elecciones de febrero de 1936, sometieron a análisis el acierto de la segunda de las disoluciones. Se consideró que Alcalá Zamora había tardado demasiado en disolver (una excusa tan pobre como cualquier otra), así que se decidió su expulsión de la más alta magistratura de la República. Le sustituyó D. Manuel Azaña.
D. Niceto Alcalá Zamora tuvo noticias del inicio de la Guerra Civil durante un crucero por Noruega. Decidió no volver a España y residió primero en París y más tarde en Buenos Aires, donde murió en 1949.


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