Como es archisabido, el capítulo 13 del Apocalipsis
de San Juan, último libro del Nuevo Testamento, se refiere a una bestia que
habitualmente identificamos con el mal o, más personalmente, con el diablo.
Textualmente, el Apocalipsis dice: “Que el
inteligente calcule el número de la Bestia,
pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666”. (Ap. 13, 18).
Ni que decir tiene que exégetas, cabalistas,
ocultistas, ufólogos y público en general, se han pasado unos cuantos siglos
ofreciendo ideas más que descabelladas
sobre este número. Pondré sólo un ejemplo de lo con fórceps que se han
elaborado estas teorías: alguien que se aburría en casa descubrió que si a la
letra A se le da valor de 101, a la B de 102, a la C de 103, y así
sucesivamente, la suma de las letras del apellido Hitler daría 666. Por su
parte, los traductores de la Biblia, Nácar y Colunga, consideraron que el 666
se refería a algún emperador romano persecutor de cristianos, pero no se
deciden por ninguno en concreto.
Pero en los últimos años ha surgido una teoría
inquietante. La letra waw, ocupa en
el orden de los alfabetos arameo, fenicio y hebreo, los idiomas en que se
escribió la Biblia, el 6º lugar. Esta letra waw
es la que representa a la actual “w” latina. Por tanto, en el código cifrado
más simple, el que identifica una letra con su número de orden y viceversa,
wawwawwaw, que en nuestro alfabeto se escribiría www, corresponde al 666.
Y es inquietante porque, sobre www, dice el
Apocalipsis: “Entonces la tierra entera siguió maravillada a la Bestia. (…) y
se postraron ante la Bestia diciendo: ¿Hay alguien como la Bestia? (…), se le
concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. La adorarán todos
los habitantes de la tierra…” (Ap. 13, 3-8)” ¿Y si sustituimos “bestia” por
“internet”?
Pero ha
habido mala suerte. Resulta que en el poblado egipcio de Bahnasa (en griego
antiguo, Oxirrinco), aparecieron en un vertedero unos cuantos miles de
documentos, en su mayoría papiros, cuya datación más antigua era del siglo I.
Se conocieron en 1802, se empezó a
trabajar sobre ellos en serio en 1897 y aún no se ha terminado de sacarles el
jugo.
Entre los
documentos que han aparecido, que se conocen como los Papiros de Oxirrinco, hay
26 fragmentos del Apocalipsis de San Juan (1999) datados en el siglo III. De su
lectura se puede extraer que el número de la bestia no el 666, sino el 616; así
que hay que empezar el juego de nuevo.
De este número se tenían noticias pues San Ireneo,
Padre de la Iglesia que vivió en el siglo II, ya lo mencionaba así en su obra
“Contra las herejías” (año 185), pero por alguna razón ese número quedó
arrumbado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario