Hoy en
día, con los medios modernos de impresión gráfica, no cuesta ningún esfuerzo
(ni dinero) confeccionar un periódico de un solo número para una actividad
concreta y circunstancial, pero hace años aquello no era tan fácil ni tan
barato.
Contaré
dos casos de ediciones periodísticas de un solo ejemplar.
El
primero corresponde al DIARIO DE BARCELONA, periódico fundado en 1792 y cerrado
en 1909. En diciembre de 1874, era un diario monárquico y ya era decano de la
prensa española, pero parece que ambos títulos no bastaron para evitar un
cierre gubernativo de 8 días.
El
dueño, Antonio Brusi y Ferrer, estaba por aquellos días enfermo y en cama, así
que el director, Juan Mañé, decidió, para no darle ningún disgusto que pudiese
afectar a su salud, ocultarle la sanción y hacerle llegar un ejemplar del periódico, que era el único
que se tiraba, para que el propietario pudiera leerlo todos los días. Como
anécdota añadida, se cuenta que uno de los días hizo venir al director,
echándole una bronca horrible porque resultó que una misma noticia se había
publicado dos días seguidos.
El otro
caso se produjo en el moscovita PRAVDA, órgano oficial del Partido Comunista de
la Unión Soviética entre 1918 y 1991.
Vladimir
Antonov Ovseenko, antiguo bolchevique de origen judío, era el cónsul general de
la Unión Soviética en España durante la Guerra Civil. Había llegado a
intervenir tanto en las decisiones republicanas que hasta asistía a los
consejos de ministros del gobierno de Cataluña. Pero un buen día recibió un
recadito de Stalin para que se volviese a Moscú.
Ovseenko
sabía lo que le pasaba a todos los llamados por Stalin a la capital rusa, así
que fue demorando su regreso. Desde Moscú le dijeron que no tenía que estar
preocupado, que le llamada del “padrecito” era para nombrarle Comisario del
Pueblo (Ministro) de Justicia. Pero Ovseenko no tragó y se mantuvo terne en no
viajar a Moscú.
Para
convencerle, la NKVD (Comisariado del Pueblo para asuntos internos) elaboró un
periódico de un solo ejemplar, en el que aparecía su nombramiento en primera
página, y se lo envió. El cónsul cayó en el garlito, regresó y a los pocos días
de llegar a Moscú casualmente desapareció.
Y eso
que PRAVDA en castellano quiere decir “verdad”.
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