En el capítulo XLV de “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la
Mancha”, cuando los cuadrilleros de la Santa Hermandad pretenden detener al de
la Triste Figura exhibiendo una orden judicial, el acusado se dirige a ellos
desafiante: “¿Qué caballero andante pagó pecho, alcabala, chapín de la reina,
moneda forera, portazgo o barca?”.
Está claro que lo que preguntaba a los “Mangas Verdes” era si se
había visto a algún caballero andante pagar impuestos, tasas o peajes. ¿Pero
qué era eso del “chapín de la reina”?
Un chapín está perfectamente definido en el Diccionario de la
Lengua de la RAE como un chanclo de corcho que usaban las mujeres. Aunque no
viene demasiado a cuento, no me puedo resistir a copiar textualmente la
definición que hace de ese vocablo el Diccionario de Autoridades (1729): “Calzádo propio de mugéres, sobrepuesto al
zapáto, para levantar el cuerpo del suelo: y por esto el asiento es de corcho,
de cuatro dedos, ò mas de alto, en que se assegúra al pié con unas corregüelas
o cordónes.” Inefable el “corregüelas” como diminutivo de “correas”.
Pero centrémonos. El Chapín de la Reina era un impuesto, en
efecto, que se cobraba para financiar
las bodas de las reinas o princesas. Así de sencillo. Cada vez que había una
boda real el pueblo soberano soltaba nada menos que 150 cuentos (en la época no
se utilizaba el término “millón”, sino el vocablo “cuento”) de maravedís que
abonaba a lo largo de tres años.
Estuvo este tributo en vigor desde tiempos de Felipe II y se dejó
de cobrar en el s. XVIII cuando Felipe V, al abdicar en su hijo Luis I (1724),
condonó las deudas fiscales pendientes por esta razón.
No se sabe muy bien su origen, aunque ya se registra su cobro
durante el siglo XIV en el reino de Aragón, con el nombre de “impost de maridatge”.
Lo que también se ignora es de dónde puede haber salido tan
curioso nombre.
http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=2572
http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.cfm?id=2572
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