El
“Laconia” era un buque mercante que, al comienzo de la II Guerra Mundial, fue
requisado por el gobierno de Su Graciosa Majestad, artillado con ocho cañones y
dedicado al transporte de personas.
El 12 de
septiembre de 1942, navegando por el Atlántico, a la altura de la “panza de
África” sin escolta, llevando a bordo 1.500 prisioneros italianos, sus 160
vigilantes polacos, 268 soldados británicos que volvían de permiso, 80 mujeres
y niños y una dotación de 136 hombres, fue detectado por el submarino alemán
“U-156”. Al anochecer, el sumergible emergió y largó dos torpedos al “Laconia” que
hicieron blanco e incendiaron el buque.
Al observar
el capitán del U-156, capitán de corbeta Hartenstein, la gran cantidad de
náufragos producido por su ataque, se acerca a rescatar a los supervivientes.
Al tiempo, avisa al mando de submarinos alemán para que envíen ayuda. El
almirante Dönitz envía a la zona otros dos “U-boot”,
con instrucciones de recoger náufragos siempre que éstos no entorpezcan la posible
maniobra de inmersión de ninguno de los sumergibles alemanes.
En las dos
primeras noches Hartenstein recoge a 193 víctimas y ya no le caben más. Los
otros submarinos llegados, el “U-506” y el “U-507”, llevan a bordo cantidades
similares de náufragos y los tres remolcan cada uno cuatro o cinco botes de
salvamento repletos de navegantes del “Laconia”.
El día 16,
un B-24 USA, cumpliendo órdenes de su base, bombardea al “U-156” a pesar de que
éste exhibía la Cruz Roja. Los más afectados son los botes salvavidas que lleva
a remolque. Pero el submarino tiene que sumergirse y todos los refugiados que
estaban en cubierta han de saltar de nuevo, de grado o por fuerza, al océano.
El 17 el bombardero vuelve a la carga atacando ahora al U-506, que también
exhibía la Cruz Roja. Ahora Dönitz, desde Berlín, prohíbe que continúe la
operación de salvamento.
Murieron
unas 1.500 personas, todas del “Laconia”, porque entre los alemanes no hubo
bajas. Algunos náufragos fueron salvados poco después por barcos que el propio
Dönitz había solicitado, el día 13, a Francia que enviase desde Senegal y Costa
de Marfil, pero otros tardaron mucho en ser localizados. El último de los botes
rescatado lo fue 39 días después del episodio narrado; llevaba a bordo 5
supervivientes y 19 cadáveres.
Pero la
peor consecuencia fue que Dönitz prohibió que, en adelante, se realizasen
operaciones de salvamento sobre barcos de bandera enemiga. ¿Cuántos muertos
costó al final de la guerra el torpe ataque del B-24?
Curiosamente, los 3 submarinos que participaron en la
operación, fueron echados a pique, exactamente en su siguiente operación
bélica.
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