El 10 de mayo de 1931, menos de un mes después de la
proclamación de la República, se inauguraba en Madrid, en la calle de Alcalá,
la sede de un futuro partido monárquico que se presentaría a las próximas
elecciones a Cortes Constituyentes. Promovía tal “Círculo monárquico
independiente” el director del periódico ABC, Juan Ignacio Luca de Tena.
La “juerga” inaugural se amenizaba con un gramófono
a todo volumen que permitía oír desde la calle los acordes de la “Marcha real”
(aún himno oficial de España), lo que suponía una provocación para los transeúntes.
Casa Profesa de los
Jesuitas, en la calle Flor Baja, junto a la actual Gran Vía.
Además, dos monárquicos que acudieron al
Círculo en taxi, tuvieron un altercado con su conductor. Surgieron en defensa
de su colega otros taxistas y, en el fregado, ardió un coche. El rumor de que
los realistas habían asesinado al taxista corrió por Madrid, así que la
izquierda se reunió amenazante ante la sede de ABC en la calle de Serrano. Los
monárquicos llamaron a la Guarda Civil y, en la bronca posterior, sonaron
algunos disparos muriendo dos paisanos y quedando un niño herido leve.
Luego los congregados marcharon en manifestación hacia la
Dirección General de Seguridad, mientras algunos quemaban un quiosco donde se
vendía prensa católica y rompían los ventanales del Casino Militar y el
escaparate de una librería religiosa. Esa tarde, un exaltado disparó contra la
muchedumbre reunida en la Puerta del Sol dejando herida a una persona; fue
capturado por la masa y linchado.
Por la noche Miguel Maura, ministro de Gobernación, quiso
sacar la Guardia Civil a las calles, pero el presidente Alcalá Zamora y el
ministro de la Guerra, Azaña, se opusieron. Incluso, cuando Maura informó de
que sabía por sus espías que se preparaba para el día siguiente una “quema de
iglesias”, Azaña respondió que eso no sería otra cosa que una manifestación de
justicia inmanente, que es una forma intelectual de presentar la teoría de que
toda mala acción sufre automáticamente una pena, como si la justicia fuese
perfecta.
En efecto, a primeras horas de la mañana del lunes día 11, el
gobierno, reunido de nuevo, se entera de que la Casa Profesa de los
jesuitas en la calle Flor Baja de Madrid, estaba ardiendo.
Maura solicitó otra vez sacar a la Guardia Civil, pero volvió
a encontrarse con el no de Azaña que manifestó que todos los conventos de
Madrid no valen la vida de un republicano. Las llamas estaban quemando en
Flor Baja una biblioteca con 80.000 volúmenes, consideraba la segunda en
importancia del país, que conservaba
ediciones príncipe de nuestros clásicos y algunos incunables.
Así empezó todo. En Madrid ardieron 9 edificios y se
intentó, sin éxito, que lo hiciesen 12
más. En toda la nación ardieron, con mayor o menor intensidad, alrededor de un
centenar de iglesias y conventos. ¡En fin…!
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