Simón Peres (1923) es hoy presidente de Israel y ha
ejercido diversos cargos políticos en diferentes gobiernos laboristas de ese
estado. Aunque ha tenido actividad política desde 1948, su nombre no saltó a la
fama en nuestra tierra hasta que fue nombrado, durante los años 80, Ministro de
Asuntos Exteriores de su país.
Mucha gente cree que su apellido revela una ascendencia
judeo-hispana o, dicho de otra forma, que era un Pérez sefardita; pero no es
así.
Tamar, la mujer que soportaba los coitus interruptus de Onán, mantuvo un
encuentro sexual con su suegro, Judá, del que concibió mellizos. En el parto,
uno de ellos sacó la mano y la partera le ató un lazo rojo a la muñeca, pero el
bebé volvió a meter la mano y fue su hermano el que salió primero: “Ella dijo:
¡Cómo te has abierto brecha! y le llamó Peres” (Gn. 38,29).
El Libro también cita a Rimón-Peres como un lugar,
probablemente en la península del Sinaí, donde los israelitas acamparon en su
fuga de Egipto y posterior peregrinación por el desierto. “Partieron
de Ritma y acamparon en Rimón Peres” (Nm 33, 19). Los arqueólogos no han localizado este lugar aún.
Pero aunque esta mención sea un topónimo y puede ser
discutible su aplicación al apellido de Simón Peres, la Biblia cita un par de
veces más este nombre como antropónimo. Una: “Peres, tu reino ha sido roto y dado
a los medos y a los persas” (Dn 5,28).
Y la otra:
“Maacá mujer de Maquir dio a luz un hijo, a quien llamó Peres” (I Cr. 7, 16). Maquir era hijo de Manasés y éste era hijo de José,
aquel undécimo hijo de Jacob al que sus hermanos tiraron a un pozo y que
terminó siendo administrador y yerno del faraón.
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