viernes, 12 de septiembre de 2014

RASKOLNIKS


En el siglo XVII, la Iglesia Ortodoxa Rusa decidió dar un poco de lustre a su liturgia que, entre otras cosas, se había alejado bastante oxidada y distante del modelo primigenio griego.
Para empezar, quiso recuperar la pureza original de ciertas prácticas que habían ido degenerando con el tiempo, a veces sólo por errores que se fueron perpetuando en la copia de textos antiguos. Además, ya metidos en harina, se pretendía hacer una religión algo más abierta y cambiar ciertas formas del ritual. La cuestión generó un vivo debate, llegándose a discusiones tan nimias como si debían rezarse uno o tres Aleluyas en la misa o si la señal de la cruz debería hacerse con dos o con tres dedos.
Pero una parte de los fieles, los llamados raskolniks (raskol = división, cisma) se negó a “aggiornamento” alguno, mostrando posiciones tan irreductibles que la jerarquía ortodoxa terminó excomulgándoles en 1667.
Aunque los raskolsniks esperaban el fin de los tiempos antes de terminar el siglo, algunos no quisieron soportar tanto tiempo en este mundo bajo las asechanzas del “maligno” y de los herejes. Así que, entre 1672 y 1691, hay noticia de que en Rusia llegó a haber ¡37 suicidios colectivos! en los que pasaron a mejor vida nada menos que 20.000  integristas ortodoxos.
Salieron a un suicidio colectivo cada seis meses, en cada uno de los cuales se autoincineraban más de 500 personas.
¡Escalofriante!

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