lunes, 7 de agosto de 2023

GRITO DE YARA : LA PRIMERA GUERRA SEPARATISTA DE CUBA


El 9 octubre de 1868, menos de dos semanas después de haber salido de España Isabel II hacia el exilio, el terrateniente criollo Carlos Manuel de Céspedes[1] pronuncia el llamado “Grito de Yara” contra la dominación española, dando así comienzo la primera de las 3 guerras separatistas que los cubanos levantarán contra España, y que es conocida como la “Guerra de los 10 años” o “Guerra Grande”. En principio, los rebeldes que siguen a Céspedes no son más que 147, pero poco a poco el número se va incrementando hasta que se alcanzaron los 17.000 hombres sobre las armas[2].

En Cuba el descontento económico era fuerte pues su carencia de autonomía hacía que las decisiones fiscales que afectaban a la isla se tomasen desde Madrid. Además, ciertos derechos políticos de los isleños eran menores, en cantidad y en calidad, que los de los peninsulares. Y, por último, Cuba sufría un terrible problema social, al haber aceptado la entrada ilegal de medio millón de esclavos negros en los últimos 50 años.

A esto hay que añadir una serie de promesas incumplidas desde la Península. En concreto, la Constitución de 1837, en su Artículo Adicional 2º, último del texto, decía: «Las provincias de Ultramar serán gobernadas por leyes especiales.» Sobra decir que, muy a la española, estas leyes especiales jamás se aprobaron generándose así una decepción como toda respuesta a las ingenuas expectativas criollas. Así que los descontentos no eran ya solo negros y mulatos, que constituían una capa social ínfima despreciada y maltratada por europeos y criollos, sino también europeos abolicionistas o comerciantes ya nacidos en Cuba anhelantes de autonomía, sobre todo fiscal. En general todo el mundo convenía en que la situación en la isla debería cambiar. Incluso, el mismo Pi i Margall, en su discurso del 13 de junio en que presentó su plan de gobierno, dijo textualmente refiriéndose a Cuba: «Si queremos conservar la integridad del territorio entendemos que no se la puede conservar con el actual régimen.» 


Bueno, todo el mundo menos los que mandaban[3], que se mantenían en sus trece y a su cabeza el Capitán General de turno y su cámara de “halcones” correspondiente. Y eso a pesar de que 5 años ya de guerra en la manigua, sin lograr grandes progresos militares, tenían desalentada a la población.,

Los años inmediatamente anteriores a la República, no fueron pródigos en grandes enfrentamientos entre gubernamentales y rebeldes. Tampoco lo fue el año 1873, pero el 11 de mayo de ese año, en Jimaguayú, las tropas españolas derrotaban a los mambises, cayendo muerto el general rebelde Ignacio Agramonte, uno de los principales líderes militares cubanos[4].

El 9 de junio, el vapor Virginuis, al que luego conoceremos más, realiza la llamada “Expedición Bolívar”. Zarpa de Puerto Cabello (Venezuela), va a  Colón (Panamá) para recalar en Pilón (Cuba) el 6 de julio descargando un alijo de armas y pertrechos y 130 combatientes, si bien la presencia de un cañonero español impidió la entrega de la totalidad de la carga.

El 9 de noviembre se produce el combate de La Sacra donde 400 rebeldes se enfrentan a 1.500 españoles venciendo los primeros y haciendo a nuestras tropas 100 muertos y 15 prisioneros, y no sufriendo ellos más que 4 muertos y 8 heridos.

El día 2 de diciembre choca, de nuevo los rivales en el combate de Palo Seco. Los mambises presentan 3.000 hombres para enfrentarse a una columna de 600 hispanos. La derrota española fue total, pues se dejó en el campo 300 muertos (¡El 50 %!) y les tomaron 70 prisioneros, 200 fusiles, 12.000 cartuchos, 80 semovientes y todo tipo de pertrechos de guerra.

Esas fueron las principales acciones, no muy exitosas como se ve, que tuvieron lugar en Cuba durante el tiempo que duró la 1ª República.

 

EL INCIDENTE VIRGINIUS

El Virginius era un vapor de ruedas que había servido a los Estados Confederados para forzar el bloqueo a que les tenían sometidos los Estados del Norte durante la Guerra de Secesión norteamericana. En 1869 fue capturado por los yankees y poco después vendido a un armador privado llamado Patterson. El barco era un viejo conocido de los  españoles pues habían estado a punto de echarle mano unos meses antes durante una operación de apoyo a los mambises conocida como “Expedición Bolívar”.

El 23 de octubre el Virginius zarpó de Kingston (Jamaica) e hizo escala en Jeremie (Haití) para reparar una avería. Allí embarcó 2 cañones, 300 fusiles, 400 revólveres, 300.000 cartuchos, pólvora, 600 sables, machetes, uniformes y bastimentos diversos destinados a los mambises. La tripulación la formaban 58 marineros norteamericanos y británicos, más un par de mejicanos y venezolanos, mientras que el pasaje estaba compuesto por 108 mambises[5], de los cuales tres de ellos eran líderes de la revuelta y otro más hermano del presidente cubano Carlos Manuel de Céspedes.

Al atardecer del 31 de octubre, la corbeta española Tornado que patrullaba la costa sur de Cuba entre Cabo Cruz y Santiago, vio al Virginius  e intentó detenerle. Pero el contrabandista, izando la bandera de Estados Unidos, se dio a la fuga mientras arrojaba su carga al mar para aligerar peso y ganar velocidad. Por fin, tras una persecución de 7 horas a toda máquina, cuando se encontraban a solo 6 millas de la costa jamaicana, el Tornado efectuó un aviso con 5 disparos de granada y el Virginius se entregó.

Marinos españoles tomaron el mando del vapor, que conservó 17 de sus tripulantes (incluido el capitán). El resto de los hombres pasaron detenidos a las bodegas de la corbeta española. Y el día 1, a las 5 de la tarde, captor y capturado hacían su entrada en el puerto de Santiago.

En solo 48 horas el Comandante General de Santiago don Juan Nepomuceno Burriel, somete a todos los prisioneros a Consejo de Guerra. Las acusaciones eran de piratería (para los marinos) y de colaboración con la rebelión (para los mambises), pues estos hechos hay que enmarcarlos en la llamada “Guerra de los 10 años” contra los insurgentes cubanos. Como resultado de los juicios, los 4 jefes principales rebeldes son condenados a muerte y aquella misma mañana fusilados. El día 7 son fusilados 37 miembros de la tripulación, entre los que se encontraba el capitán; y aún al día siguiente otros 12 mambises, uno de los cuales era un crío de 18 años hijo del general rebelde Manuel Quesada. En total, 53 fiambres norteamericanos, británicos y españoles. ¡Pues qué bien!

Lo terrible era que Burriel actuó contraviniendo las instrucciones del presidente Castelar, que ni quería efusiones de sangre ni problemas con otras potencias. En realidad todo hace pensar que Burriel, militar clásico, decidió actuar de espaldas a los políticos aún a riesgo de iniciar una guerra.

La amenazante llegada de un buque de guerra norteamericano y otro británico, y de conminatorios telegramas desde Madrid, consiguieron detener las ejecuciones. El asunto, desde un punto de vista diplomático era peliagudo pues España y Estados Unidos tenían desde 1895 en vigor un tratado de amistad que este problema parecíaq ue lo iba a liquidar. Aunque era concosido que Norteamérica ayudaba a los rebeldes cubanos, España practicaba una política de vista gorda porque no le convenía, en su situación, buscarse un enemigo tan poderoso.

Castelar celebra entrevistas con políticos y generales y con el embajador USA Daniel E. Sickles con quien mantiene excelentes relaciones. Como además es amigo personal del presidente Ulises S. Grant, envía al embajador español a la Casa Blanca para intentar evitar que el incidente sea considerado casus belli por los norteamericanos.

Al fin se alcanzó un acuerdo económico[6] y se pactó un acto de desagravio de España a la bandera americana. Además se acordó que cada país juzgaría a su gente y que el barco sería devuelto a su propietario.

En diciembre, el Fiscal General de los Estados Unidos sentenció que el Virginius era un barco filibustero con lo que su captura se consideró correcta y legal el trato dado a la tripulación. El desagravio a la bandera norteamericana quedó suspendido por esta causa.

El Virginius fue entregado a la marina norteamericana que lo remolcó hasta que, a la altura de Carolina del Norte, se hundió. Los supervivientes del drama volvieron todos a Nueva York, donde una Organización de Amigos de Cuba se hizo cargo de ellos hasta que pudieron ser repatriados.

Nos salvamos de una guerra de puro milagro.

 



[1] La vida de Céspedes presenta todos los tópicos que se esperan de un señorito criollo. Nace en una familia pudiente, hace sus primeros estudios en colegios religiosos, matrimonia con una prima suya por dos costados (la endogamia también era típica de las selectas élites criollas).viaja a España para recibirse en Barcelona como doctor y, terminados sus estudios, recorre Europa con el dinero de papá para, al fin, regresar a Cuba con la mochila cargada de liberalismo y masonería.

[2] El ejército rebelde se llama a sí mismo Ejército Mambí (plural de sus miembros: mambises). Palabra de origen discutido que, probablemente, provenga del bantú mbi: insurrecto.

[3] El general Prim era consciente de la situación insostenible de Cuba y tenía un plan para dotar de autonomía a la isla, pero su asesinato impidió que se pudiese llevar a cabo.

[4] Criollo de origen navarro. Estudió en el Puerto Príncipe (Camagüey), vino a España a realiza estudios superiores y volvió a Cuba para casarse con otra criolla. Parece un estereotipo.

[5] Sobre el número de tripulantes y pasaje hay diferentes versiones.

[6] 60.000 $ para los estadounidenses y 7.000 £ para los británicos.

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