Cuando un viajero actual se
planta ante la llamada Ruta de la Vía de la Plata, cree que está en un camino
histórico que tiene sus extremos en Sevilla y en Gijón (tal y como indica su
guía turística) y que, por su nombre, tiene alguna relación con el
descubrimiento de América y de la llegada a España del argénteo metal del Nuevo
Continente.
Nada más lejos de la realidad.
La Vía de la Plata primigenia era una vía romana de carácter militar, que unía
Emérita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga).
El nombre “de la Plata” tampoco
tiene que ver con el noble y blanco metal. El nombre que dieron los invasores
musulmanes a esta vía romana era el de al-balat, “el camino”. Desde ahí la
palabra fue degenerando hacia “balata”, “palata” y, por fin, “plata”.
La actual “Ruta de la Vía de la
Plata” llega, como se ha dicho, hasta Gijón, pasando por León pero saltándose a
Astorga, que era uno de los extremos de la vía primigenia.
Turismo 1; Historia 0.
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