San Marcelo fue un centurión romano que sirvió en la Legio VII Gemina Pia Felix.
Nació o, por lo menos, vivió en León (hay en la actual calle Ancha un oratorio
donde se cree que estaba su casa y la de su familia) durante la segunda mitad
del siglo III y hoy en día es el patrón de la ciudad.
En 298, aunque todas estas fechas son dudosas, con motivo de la fiesta de
los emperadores las tropas hubieron de rendirles honores acaso excesivos (hay
diversas versiones). Marcelo se negó a adorarles y, quitándose el tahalí,
arrojó al suelo el cinto, la espada y la vara de mando de centurión (un
sarmiento seco), mientras proclamaba que era cristiano y que no adoraría a
nadie más que a su Dios.
Fue detenido por insubordinación y juzgado en primera instancia en León y
después en Tánger. Allí fue condenado y decapitado. Sus restos los encontró en
esa ciudad una unidad militar portuguesa en 1471 y, ya en 1493, Fernando el
Católico se hizo con ellos y los llevó a León.
En 299, un magistrado romano llamado Diogeniano mantuvo una controversia dialéctica
de asunto religioso con tres jóvenes cristianos. ¿Controversia dialéctica?
Bueno, no tan dialéctica, porque el debate terminó con que los tres seguidores
de Cristo fueron degollados en León (30 de octubre). Sus nombres eran Claudio,
Lupercio y Victoriano; los tres subieron a los altares y los tres eran hijos de
San Marcelo.
Al año siguiente, 300, los legionarios Emeterio y Celedonio hicieron
profesión de fe cristiana ante su jefe que, in
continenti, les detuvo y les envió a Calahorra. Allí fueron torturados y,
por fin, degollados. Parece que, una vez muertos, el anillo de uno de ellos y
el pañuelo moquero del otro (espero que limpio), subieron hacia el cielo hasta
que se perdieron de vista. Los nombres de estos dos mártires y santos eran los
de Emeterio y Celedonio. Los 2 eran hijos de San Marcelo.
El 23 de octubre de ese año, fueron degollados en Cádiz, tras crudelísimos
tormentos, los cristianos Servando y Germano. Alcanzaron la santidad y hoy son patrones
de esa ciudad. Los dos eran hijos de San Marcelo.
El 27 de noviembre de 304, Facundo y Primitivo fueron degollados. Se habían
negado a adorar a un ídolo pagano y fueron castigados a sufrir torturas tales
como tenerles tres días dentro de un horno encendido, envenenarles (el
envenenador se convirtió al ver que su ponzoña no hizo efecto), arrancarles
algunos de sus nervios, quemarles con
aceite hirviendo e, incluso, sacarles los ojos. De sus heridas brotó sangre y
leche. Ambos fueron elevados a los altares y también los dos eran hijos de San
Marcelo.
El 13 de octubre del mismo año, Fausto, Januario, y Marcial, los tres cristianos, se presentaron en Córdoba ante
Eugenio, gobernador de la Bética, exigiéndole el cese de la persecución a los
cristianos. Eugenio les hizo torturar uno a uno y en presencia de los otros
dos. Ninguno de ellos abjuró. Al final decidió quemarles. Los tres son santos
de la Iglesia Católica y los 3 eran hijos de San Marcelo.
Y ahora la sección femenina: santa Victoria, torturada y asesinada, también
fue hija de San Marcelo y, claro, necesariamente Nonna (o Nunia o Nuña), esposa
de San Marcelo y madre de estos 13 fenómenos, también es santa y tiene una
iglesia en León. Y para terminar diré que, en algún santoral, he leído que
también fue santa… ¡la criada de la casa! (lo creo: aguantando tanto niño santo…),
pero no soy capaz de recuperar esa información.
29.11.12
29.11.12
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