domingo, 23 de diciembre de 2012

SOBRE AGUA EDIFICADA



A los buenos conocedores de Madrid, los dos octosílabos “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son”, les sonarán porque han debido verlos escritos con grandes caracteres en una pared medianera, que ya no media con nada, en la plaza de Puerta Cerrada. Sobre fondo lila y debajo el texto, hay pintada una piedra de pedernal y un rectángulo negro que digo yo que querrá significar una barra metálica chocando con el pedernal.
Parece que la frase completa es “Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son, esta es mi insignia y mi blasón”. Confieso que la articulación literaria de las dos primeras frases  la desconocía hasta que la vi en la pared esa a la que me refiero y que la “composición” entera, con el horrendo eneasílabo final, la ignoraba hasta hace cuatro o cinco años. Creo que todo es un invento moderno, pero eso no es necesariamente malo ¿No?

Enrique III de Castilla (1390-1406) tuvo la idea peregrina de hacerse amigo del imperio mongol (no debió encontrar nada más cercano). Para ello envió a Samarcanda a un embajador, Ruy González de Clavijo, que es uno de los primeros madrileños importantes de la Historia.
 Llegado que hubo el enviado de Enrique III a la capital imperial (1403), quedó impresionado por el lujo de la ciudad y del país. Pero por otra parte estaba preocupado porque tenía que “vender” la calidad de Castilla cuando, en realidad, su tierra era un desastre en comparación con aquella.
Para más inri, circulaba la especie de que el emperador tenía un anillo hecho con una piedra transparente que se oscurecía cuando alguien intentaba engañarle. Ni que decir tiene que al que era sorprendido mintiendo se le cortaba la cabeza.
Cuando González de Clavijo fue recibido por Tamerlán, para impresionarle le dijo que venía de una ciudad, Madrid, que tenía sus muros de fuego, estaba construida sobre agua y se entraba por una puerta que no se podía abrir. La nobleza mongola observaba expectante alternativamente el anillo de Tamerlán y el gaznate del embajador, pero nada sucedió.
La explicación es muy sencilla: la ciudad estaba edificada sobre agua porque debajo de Madrid hay un acuífero; los muros eran de fuego porque la muralla de Madrid era de pedernal, de manera que, cuando era atacada, las puntas metálicas de las flechas y las lanzas hacían saltar chispas al chocar con ella. Y, por último, la puerta que no se abría era Puerta Cerrada, exactamente la plaza de ese nombre donde se encuentra la pared medianera pintada a que me refería al principio.
La embajada tuvo cierto éxito, pero no se alcanzó ningún acuerdo porque el emperador mongol cometió el error de morirse en 1405. Don Ruy, que se mantuvo en Samarcanda hasta 1406, escribió un libro llamado “Embajada a Tamorlán”. Aún hoy existe un barrio en Samarcanda que se llama Madrid y el nombre de su principal avenida es Ruy González de Clavijo




HISTORIA PARA AMIGUETES.- XXX
20.12.12

1 comentario:

  1. http://madridafondo.blogspot.com.es/2010/05/fui-sobre-agua-edificada-mis-muros-de.html

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