Como es
sabido, el primer triunvirato lo formaron Craso, Pompeyo y Julio César. Es
difícil decir el periodo que cubrió por cuanto, aunque se formó en el año 60
antes de Cristo, Craso murió en 53 a. C. y Pompeyo cinco años después. Desde
entonces Julio César quedó como dictador único.
Marco
Licinio Craso vino a España siendo un jovencito, huyendo de la represión de
Mario, que ya había asesinado a su padre y a su hermano. Vino acompañado de dos
amigos y 10 esclavos y todo el grupo se refugió en la finca de un potentado
llamado Vibio Pacieco (¿acaso el primer Pacheco de la Historia?), por lo que
parece, en una cueva llamada del Higuerón, cerca de Vélez Málaga. Allí
estuvieron cobijados los fugados,
preocupándose su anfitrión de proporcionar no sólo alimento a todos los
huidos, sino incluso la forma de subvenir sus necesidades sexuales.
Pero a
los 8 meses Craso, saliendo de vez en cuando subrepticiamente de la cueva,
había conseguido reunir masas importantes de descontentos con el gobierno de
Mario y llegó a alistar una tropa de 2.500 hombres con la que, dejando su
escondite, asoló Andalucía oriental volviendo a Roma en el 72 a. C. Aquel
latrocinio en el área de Málaga puso las bases de la fortuna de quien llegaría
a ser probablemente el hombre más rico de su tiempo.
Cneo
Pompeyo, conocido como “el Grande”, llegó a España a finales del 77 a. C.,
cuando sólo contaba 29 años, para luchar contra el rebelde Sertorio. Consigue
la victoria contra los sertorianos en el año 73, pero él queda en España hasta
el año 71. ¿Por qué no volvió, tras su triunfo inmediatamente a Roma para
obtener el reconocimiento de la Urbe? ¿Qué hacía en nuestra tierra? Muy
sencillo: simplemente acrecentar su botín.
Julio
César en 60 a. C. vino al sur de España y Portugal en calidad de propretor de
la Hispania Ulterior. 10 años antes, teniendo sólo 29, ya había sido elegido
cuestor para la misma provincia, así que se conocía el terreno.
Cuenta
Plutarco que cuando estaba a punto de embarcar en Ostia para venir a Andalucía,
una orden judicial le impidió iniciar el viaje. Sus acreedores habían instado a
los tribunales a que impidiesen viajar a quien tenía deudas en la Ciudad por
importe 830 talentos (¡unos 20.000 kg de plata!).
El
asunto estaba en que todo era un poco la pescadilla que se muerde la cola, pues
César quería venir a España para robar un poquito y saldar así sus deudas. Pero
también hay que comprender a los acreedores, que mucho se temían que el pájaro
volase.
César
consiguió un aval de Craso y así pudo salir para ejercer un cargo que duraba un
año. En España levantó una guerra absurda contra lusitanos y galaicos... Antes
de cumplirse el año había robado tanto aquí que se volvió a Roma, pudiendo
pagar todas sus deudas y sobrándole aún para darse a sí mismo unos cuantos
homenajes multitudinarios.
HISTORIA PARA AMIGUETES.- XXXIV
31.01.13
Hola Juan Manuel, me encanta leerte, citando tu nombre he copiado algo en Facebook
ResponderEliminarSoy patrick el editor del blog de Juan Manuel le hare llegar tu comentario a Canel.. Seguro que le encanta, es el primer comentario que recibimos, muchas gracias
EliminarNo sabes que ilusión me ha hecho.
EliminarEsto halaga mucho mi vanidad.
Gracias.
Canel.