En este capítulo van dos anécdotas juntas, porque uno de los personajes tiene un papel protagonista en ambas.
La primera, que la haré breve
porque creo que es del dominio público, cuenta cuando Alfonso X el Sabio,
viendo que no tiene hijos con su esposa Dª Violante , decide repudiarla.
Entonces, no sé muy bien cómo, se busca una novia rubia y noruega que se llama
Cristina. Emprende viaje la vikinga para venir a Castilla pero, para su desgracia,
mientras dura el largo periplo, la repudiada pare una chiquilla hija del
repudiador.
Desanda Alfonso los pasos dados
para el abandono de Violante y reanuda el matrimonio. Pero claro, aquí llega la
noruega y algo había que hacer con ella. Todo menos devolverla, pues el monarca
castellano se postulaba por entonces para emperador de Europa y no le convenía
ir enfadando reyes.
Entonces se acuerda de que
tiene un hermano (el séptimo hijo de Fernando el Santo) eclesiástico que,
aunque aún no ha sido consagrado, es arzobispo in péctore de Sevilla. Habla Alfonso con el papa y éste le retira
los votos, le retira lo del “péctore”,
le exclaustra y le lleva al altar con la noruega, de quien me hace muchísima
ilusión pensar que era una monada nórdica (lo cierto es que era rubia y medía
nada menos que 1,70).
Era el año 1258 y la pareja se
instalan en Sevilla. La que venía para ser reina de Castilla, se encuentra ahora
casada con un cura secularizado. La pobre chica, despechada, apenada y
deprimida por la añoranza de sus fiordos (tan diferentes a los olivares
sevillanos), murió 4 años después.
Un paréntesis. Está enterrada en la Colegiata de Covarrubias (Burgos). Aconsejo una visita a su tumba, siempre limpia y con una bandera noruega y otra castellana flanqueándola, que está bajo el cuidado de una asociación promotora de la amistad hispano-noruega (Hay gente p’a tóo).
Bueno, pues el viudo, una vez
conocidos los placeres del matrimonio (claro, que fue muy corto), decide no
volver a los claustros y se busca otra novia, Leonor Ruiz de Castro y Pimentel,
con la que matrimonia en 1268.
A su muerte, ambos se hacen
enterrar en unas tumbas preciosas construidas en 1274, que también merecen una
excursión, en la iglesia templaria de Santa María la Blanca en Villalcázar de
Sirga (Palencia).
Lo sorprendente es que en la
tumba de Leonor descubrimos que lleva en una de las manos lo que es,
inequívocamente, un pimiento. ¡Ah! ¿Pero los pimientos no eran una planta
americana traída a Europa después de 1492? Entonces ¿Qué hace un pimiento en
una tumba de 1274?
HISTORIA PARA
AMIGUETES.- XXXVI
14.02.13
Pues ademas de un pimiento tambien le pusieron barba ( o es un velo?)
ResponderEliminar