Los almogávares, aparte de unos bestias, no se sabe muy bien
lo que eran, pero sí se sabe que fueron tropas mercenarias, en general de
origen pirenaico, al servicio, sobre
todo, de la corona aragonesa en los siglos XIII y XIV. En 1302 un contingente
de unos 2.500 de ellos fue a Grecia, amenazada por los turcos, en ayuda del Imperio
bizantino; como siempre viajaban con sus familias, les acompañan 6.000 mujeres,
ancianos y niños.
La presencia almogávar en la Grecia bizantina sólo acabó
cuando, un siglo después, su gente se fue diluyendo en el terreno y en la
Historia. Se habían cepillado unas decenas de miles de hombres entre amigos
(que tuvieron pocos) y enemigos y
consiguieron para la Corona de Aragón los ducados de Atenas y de Neopatria,
cuyo actual titular es el rey de España.
Los almogávares que peleaban en Grecia, vencían a sus
enemigos de forma tan salvaje que el emperador de Bizancio, Andrónico III,
empezó a preocuparse y a sospechar que, a lo mejor, no se había traído los
colaboradores adecuados. Su desconfianza se agravó porque otros mercenarios de
los imperiales, los alanos, en número de 1.000, “se hicieron” almogávares,
sometiéndose a sus normas y a sus jefes.
Ante esa situación, Andrónico decide asesinar al jefe
almogávar, Roger de Flor, en la confianza de que, al verse sin jefe, los animales
aquellos se disolviesen. Pero pasó lo contrario; asesinado Roger de Flor (1305)
los almogávares ejecutaron lo que se llamó la “Venganza Catalana” que consistió
en, simplemente, arrasar Grecia.
Cuando salen los almogávares de su base de Gallípoli para su
operación vindicativa, dejan en el acuartelamiento a sus mujeres, unas 2.000, y
a 150 soldados heridos mandados por uno de ellos; Ramón Muntaner, personaje que
supone una excepción intelectual entre aquella tropa de cafres.
Viendo Gallípoli desprotegida, el emperador bizantino envió
25 naves cargadas de genoveses (a quienes los almogávares, siendo aliados, les
habían hecho 3.000 muertos por un quítame allá esas pajas), con la misión de
deshacer y conquistar el cuartel general almogávar.
Muntaner organiza la defensa de la plaza formando grupos de
10 mujeres, armadas con chuzos, piedras y espadas, a cuyo mando pone a uno de
sus heridos. Atacan los genoveses por la noche pero la bravura de las damas
consigue que al alba, después de 3 asaltos, las murallas de la ciudad sigan
intactas y las tropas atacantes queden muy quebrantadas. Los genoveses intentan
por la mañana un ataque frontal, pero no sólo no consiguen la victoria sino que
las mujeres les dejan definitivamente derrotados, molidos y casi inermes.
Entonces Muntaner, viendo a los enemigos batidos por las señoras
y como buen almogávar que es, toma la iniciativa. Pone a los heridos más
presentables sobre los 6 caballos de que dispone y prepara a los otros 100
heridos que podían malamente pelear. Hace una salida insensata que corona con
éxito, pues los genoveses, derrotados por las hembras, no pueden ya casi oponer
resistencia al grupo de heridos. Los genoveses se reembarcan a la carrera en
sus galeras pero dejándose sobre el terreno 600 cadáveres, entre ellos a 400
soldados de caballería.
Bien por las chicas, sí señor.
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