lunes, 4 de marzo de 2013

VERDI, VERDE, CAFÉ




La ópera “Nabucco”, que narra la deportación de los judíos a Babilonia, se constituye en un símbolo del sufrimiento de Italia dominada en gran parte por los austriacos. En esa obra, el Va pensiero, el canto de los esclavos oprimidos, con aquel desgarrador ¡O patria mia, si bella e perduta!, se convirtió en un segundo (o primer) himno italiano  del siglo XIX.
En Verdi, autor de la ópera, se daba además la circunstancia  especial de que su nombre era el acrónimo de (V)ittorio (E)manuele (R)e (d)’(I)talia,  de manera que el inocente y melómano grito de ¡Viva Verdi! contenía un críptico saludo al anhelado monarca italiano de la unificación.
En España, durante la II República, el color verde simbolizaba la postura monárquica, pues VERDE es el acrónimo de (V)iva (E)l (R)ey (d)e (E)spaña Las juventudes de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), coalición de partidos monárquicos, llevaban camisa verde en su uniforme, mientras que las milicias de Renovación Española, el partido de Calvo Sotelo, se cubrían con boinas del mismo color. En la posguerra, aunque creo que esto ha ocurrido hasta fechas mucho más recientes, no era inusual que los monárquicos escribiesen con tinta verde.
En el Valle de Ketama, en el Rif, se celebraron unas importantes maniobras militares en un paraje llamado Llano Amarillo. Las operaciones, en las que participaron cerca de 20.000 hombres, terminaron el 13 de julio de 1936, sólo cuatro días antes del levantamiento de Mola y Franco.
Durante la comida al aire libre que organizara el Alto Comisario para la oficialidad como despedida de las maniobras, algunos comensales pidieron café a grandes gritos a los camareros en momentos inapropiados de la comida y, curiosamente, cada vez eran más quienes solicitaban café. A los postres, la mayor parte de los oficiales coreaban al unísono ¡CAFÉ! ¡CAFÉ!, con gran sorpresa de quienes no estaban en el ajo.
CAFÉ era el acrónimo de ¡Camarada, afíliate Falange Española!
Por cierto, aquella noche asesinaron en Madrid a Calvo Sotelo.

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