viernes, 1 de marzo de 2013

POLIFEMO Y TARTALO


Polifemo es un personaje de la Odisea que pertenece a la mitología griega. Tartalo pertenece a la mitología vasca. Veamos sus similitudes:
Ulises con algunos de sus hombres entró en la cueva del cíclope Polifemo. Era Polifemo un gigante antropófago, crudelísimo y  de un solo ojo en mitad de su frente.
Dos hermanos entran en la cueva de Tartalo. Era Tartalo un gigante antropófago, crudelísimo y  de un solo ojo en mitad de su frente.

Al verle llegar, Ulises y sus compañeros se escondieron entre las ovejas que allí había, pero de poco les sirvió porque al poco tiempo Polifemo les descubrió, cerró la puerta y allí les encerró.
Al verle llegar, los dos hermanos se escondieron entre las pieles de oveja que allí había, pero de poco les sirvió porque al poco tiempo Tartalo les descubrió, cerró la puerta y allí les encerró.
Entonces Polifemo se comió a unos cuantos compañeros de Ulises, pero el navegante griego urdió un plan para escapar.
Entonces Tartalo se comió al mayor de los dos hermanos.
Ulises le dijo a Polifemo que su nombre era “Nadie”
Tartalo le puso al hermano superviviente un anillo que, cuando estaba lejos del gigante, gritaba “¡Aquí estoy”!
A Polifemo, después de comer le entró sueño y se durmió. Ulises y sus hombres aprovecharon para clavarle un hierro al rojo en su único ojo.
A Tartalo, después de comer le entró sueño y se durmió. El hermano vivo  aprovechó para clavarle un hierro al rojo en su único ojo.
Polifemo hizo salir a todas sus ovejas, pasándolas la mano por el lomo para ver si eran ovejas de verdad u hombres. Pero Ulises y cada uno de los suyos se habían atado bajo una oveja, de forma que al pasar el gigante la mano no notaba más que lana.
Tartalo hizo salir a todas sus ovejas, pasándolas la mano por el lomo para ver si eran ovejas de verdad o el hombre que buscaba. Pero éste se había cubierto con pieles de oveja, de forma que al pasar el gigante la mano no notó más que lana.
Ulises se salvó porque, cuando Polifemo se sintió herido, clamaba a gritos su dolor, así que sus colegas cíclopes, al preguntarle que qué le había ocurrido, contestaba con grandes quejidos: “Nadie me ha herido”, con lo que los otros gigantes no le hicieron caso pensando que estaba borracho.
El hermano vivo se salvó porque, una vez huido, el anillo gritaba: “¡Aquí estoy!, ¡Aquí estoy!, delatando permanentemente su posición. Así que pasando junto a un pozo, el fugado tiró allí el anillo con lo que Tartalo, que se guiaba únicamente por el oído, siguiéndole se arrojó al pozo.
Cuesta creerlo, pero hay vascongados que creen que Homero bebió en fuentes eusquéricas. 
No; si todavía la Odisea va a ser vasca.




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